El 25 de mayo pasado festejamos los 98 preciosos años que lleva vividos mi abuela.
Carmen, una mujer de apariencia muy frágil. Muy delgada, casi diminuta, pero con una personalidad fuerte, que basa su fortaleza en las conviciones y en la razón.
Aún hoy recita de memoria, puntillosamente, poesías que aprendió en su niñéz.
Es de pocas palabras, tal vez porque una dificultad auditiva la lleva a encerrarse un poco dentro de sí. Es probable que los años, que son sabios, le hayan enseñado que más importante que hablar es saber escuchar.
Lo más hermoso que recuerdo de ese día es su mirada, cuando acercándose a mi, me dijo al oído: "Te acordás cómo jugábamos cuando eras chica?? Qué amigas éramos!"
Y si. Recuerdo siempre su casa en Los Polvorines, cuando en vacaciones me iba a quedar unos días con ella. Jugábamos a la peluquera, a la maestra, o interpretábamos un cuadro teatral en el que bailábamos con unos paraguas y cantábamos:
"Somos alegres doncellas/ vestidas con gratos primor (...) y si vienen gentes o bestias/ que el paso nos pretendan obstruír/ lo que haremos/ mientras cantemos/ será quiri quiri quiri quí."
Esta canción se la había enseñado su mamá, mi bisabuela, la cantaban en España a finales del 1.800.
Cuánta historia contenida!
Al verla, uno comprende que la verdadera felicidad está en las cosas simples de la vida.
Le pido a Dios, envejecer como ella.
En esta foto, Carmen Dolores Fernandez (Carmenciña do ferreiro) tiene en su regazo a Carmen Costoyas. Ellas son mi bisabuela y mi abuela. La imagen es de 1911.
1 comentario:
Tu abuelo, es historia viva, ella alberga en si, el siglo XX y el oral directo del XIX. Felicidades para ella.
Un Saludo.
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