Hoy te quiero amar

Nada mejor que una noche de lluvia y una taza de café entre las manos, para que la nostalgia me invada.
Me gusta la lluvia cuando cae mansa, acariciando los campos, dando de beber a la tierra. El aroma de la tierra mojada trae a mi mente las tardes en el barrio donde me crié, hace un tiempo ya.
Calles de tierra, bichitos de luz, mariposas de mil colores y la magia girando a mi alrededor.
Desde chica me fascinaban las hadas y los duendes. Ejercían una atracción muy particular que aún hoy siento, todavía.
Creo en la magia: En la magia del Amor.
En la magia que se produce cuando dos personas se encuentran
en el fondo de sus ojos y comprenden que están hechas la una para la otra.

Nada es casual, enuncia la Metafísica, todo es causal.
Como fué causal que te encontrara en el momento justo y descubrir tus ojos azules, que cuando los miro, muy abrazados los dos, adquieren una claridad, una transparencia que me llevan de inmediato a conectarme con los ojos de mi abuela Paula. Celestes claritos, claritos. Celestes de cielo al amanecer.
De horizonte.
De pájaros volando, de gaviota.
Es así que entre causalidades y designios centro este amor, que ha de perdurar más allá de lo que vos podés llegar a suponer.
El Amor no se entiende, ni se explica.
No se escribe ni se dice.
No se sujeta, no entiende de dueños ni compromisos.
Es libre de volar y llegar hasta tus manos
y regalarte -cuando menos lo esperabas-
un beso tibio que te acompaña pese a todo
Pese a vos.

Dejá simplemente que te embriague con su sabor.
No pienses.
No calcules. No midas.
No compares.
Atrevete a sentir
Abrí tu corazón y recibime.
El embrujo de la noche te trae hasta mí.
cerrá los ojos y sentime tuya.