....Y una mañana de domingo, habiendo cumplido 103 años, Carmen se fue, nos precedió en el camino por el que todos, en algún momento, hemos de andar.
Se fue con la suavidad con la que vivió, rodeada por su familia, disfrutando de cada minuto que la vida le regaló, porque mi abuela era un ser que amaba la vida.
Pronto se cumple un año de su partida, sin embargo, siempre está entre nosotros, cada mañana de sol, en el aroma de la menta o de la albahaca que tanto le gustaba, jugando con Lucrecia, nuestra gatita mimosa y mimada.
Desde su partida mi mamá empezó a irse también, por otro camino, donde su mente le juega a las escondidas, le hace pito catalán y la confunde, tanto, que a veces no sabe dónde está.
En qué lugar recóndito de tu memoria quedó abandonado tu recuerdo de nuestra vida? tal vez sea simplemente, una defensa de tu ser, no saber, olvidarse, volver a los primeros momentos en los que no había registro de experiencias vividas...
Una mente blanca, sin marcas de dolor ni de tristezas.
Blanca de una luz que le ha sido vedada a tus ojos cansados que hoy apenas distinguen sombras.
Desde lo más profundo del ser clamo a las mujeres que antecedieron mi vida, de quienes soy rama y brote y seré semilla de las próximas generaciones, para que podamos encontrarnos en algún momento y bailar la danza ancestral, bañadas de luna.
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