jueves, 11 de junio de 2009

La turca

Entre los compañeros de militancia tenemos el hábito de rebautizarnos, entre nosotros siempre está alguien apodado "El pela", "El gato", "La araña".
Hoy, recuerdo a La turca.
Turquita querida que no sé por qué te apodaron así, con tu aire de europea nórdica eras lo más alejado al estereotipo que te impusieron.
Cuantas horas pasamos juntas... cuántas charlas de corazón a corazón, de mujer a mujer...! Momentos inefables que sólo nosotras entendemos de manera cabal.

Hoy no estás entre nosotros.
Tu muerte violenta, me hace pensar en las muchas mujeres -que como vos- viven en secreto, guardando sólo para un núcleo íntimo, situaciones de violencia doméstica.

¿Qué pasó? ¿Por qué la policía que hoy investiga tu asesinato no atendió las exposiciones civiles que hiciste en su momento?
¿tan difícil fue creer que las amenazas que recibías podían cumplirse??

Me quedo pensando en cuál es el sentimiento que lleva a una mujer a quedarse al lado de alguien que la lastima.
Por qué alguien puede ser capáz de soportar la violencia creyendo que el violento va a comprender, va a cambiar?
Tan difícil puede resultar entender la vida propia como libre, no dependiente de un otro, que en lugar de acompañar agobia?
¿Cuál es el sentido de preservar una relación a toda costa?
Qué pasa con la autovaloración de las mujeres víctimas sistemáticas de distintas formas de destrato, maltrato, agresiones verbales o físicas?
Que nos lleva a generar - en algunos casos- modelos de mujeres abozaladas, amordazadas, dependientes, obedientes o reprimidas?
Es que tal vez, el chip que nos metieron en la cabecita nos hace responder de una determinada manera, que convierte a la víctima en sospechosa de culpa.
Por qué ha de cederse la propia vida por el sólo hecho de no sentirse insegura, desprotegida, vacilante, incapáz de proponer límites?
Por qué alguien ha de disminuírse frente a un otro o sentirse angustiada, entumecida, carente de energía vital si rompe una relación que no funciona?

Me hundo en un mar de preguntas sin hallar una respuesta que pueda hacerme comprender lo sucedido.
Es que tal vez, sencillamente, no existan respuestas.

Recién hoy, después de quince días, puedo sentarme y escribir unas líneas a manera de llanto furioso, de enojo que deja aflorar todo el dolor profundo de mi alma.

Siempre estarás en mi memoria. Te quiero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ali! Me emocionó mucho este homenaje a "la turca"...comparto con vos la impotencia, las miles de preguntas sin respuestas, la ansiedad y la bronca...
Felicitaciones porque, en medio de tu dolor, tuviste el coraje de volcarlo en un medio para que todos tomemos conciencia de la violencia... Besos! Gri.

creaciones un zapatito de cristal dijo...

animo y arriba es asi todo continua mas apesar nuestro ahhh y mi shadas siempre te acompañaran besitos maria

Edu dijo...

En tus palabras esta compañera a la que llamais la "Turca", estara presente y en tu recuerdo vivira.
Bello homenaje.
Un Saludo.