martes, 30 de marzo de 2010

No se puede dar el paso más largo...

... de lo que dan tus piernas, así dice el refrán y lo traigo a cuento porque  soy de esas personas que corren todo el día de aquí para allá, que necesitan un día de 26 hs. para que el tiempo alcance.
Hoy tuve un pequeño accidente que me ha obligado, a la fuerza, a frenar, a bajar un cambio -como solemos decir- a quedarme quieta un poco.
Cuerpo aquietado... mente bullendo, antenas paradas captando el entorno y veo a mi madre, relación difícil, con una  carga de emotividad y afecto, pero complicada...
Me he quedado pensando en los mandatos.
Los mandatos sociales, las cuestiones de género, las diferencias generacionales puestas de manifiesto en los modos de ver la vida y las cosas.
A ella le hubiera gustado que yo fuera una señora hacendosa, que sepa coser, que sepa bordar. Desde jovencita me preparó en  labores domésticas, que jamás me interesaron. Y es así que no coso un botón, ni me quita el sueño lograr un chantilli perfecto, a veces estas cuestiones limitan la posibilidad de diálogo, por eso,  verla a mi alrededor, atenta a mi estado físico, no sabiendo muy bien cómo, de qué manera, pero intentando la cercanía, me permite vivenciar la raíz de los afectos. Es bueno- me digo- detenerse, permitirse el tropiezo y dejarse mimar un poco.
El oficio de ser autosuficiente las 24hs del día, es realmente insalubre; a partir de hoy prometo darme más tiempo, desacelerar un poco y dejarme cuidar ¿por qué no?

1 comentario:

Mariela dijo...

Hola Al! Muy buena reflexión. Muchas veces las relaciones son difíciles entre madres e hijas y muchas otras corremos todo el día para no detenernos a pensar... a sentir...
Está bueno que te detengas un poco, seguramente descubrirás cosas nuevas o será un tiempo de cambiar algo como bien lo dicen las palabras de Jorge Luis Borges...
Espero te recuperes pronto de tu pequeño accidente y estés bien.

Te mando mis saludos Jardineros...

Mariela.