Recién hoy, después de una semana de intensísimo calor, ha descendido la temperatura y el aire se ha vuelto respirable. Fueron jornadas agobiantes en las que el fastidio y mal humor se notaban en todo ser viviente. Desde la televisión se informaba sobre el peligro del golpe de calor: Alerta naranja, advertían continuamente
Con estas circunstancias, viajo en colectivo. Cuando subo y estoy sacando el pasaje, escucho a una jóven llamar: Nayla vení! veníí!! La chiquita en cuestión tendría unos cinco o seis años, se había sentado en un asiento para dos, junto con otros dos chiquitos, tal vez sus hermanitos, visiblemente menores a ella. La mamá, sentada un poco más atrás la llamaba con urgencias y Nayla fue a su lado, a ocupar otro lugar más...
Quedé de pié al igual que otras personas, entre ellas una señora bastante mayor, sujeta al pasamanos.
Nayla, con sus ojitos asombrados nos miraba, había aprendido una lección: "Que nada te importe el otro".
Cada vez que pienso en un mañana mejor, tengo la certeza de que se construye, día a día, con pequeños gestos que involucren el respeto hacia los demás, solidaridad, cortesía, urbanidad...
¿me afectó demasiado el calor????
5 comentarios:
No, no creo que te afectara el calor. Tal vez a quien le afectó fue a la mamá, que no supo ver al prójimo y aprovechar para enseñarle a Nayla el significado de la palabra solidaridad.
Tristemente hay muuuuuchas mamás y papás así.
Besos
Claro que no.....
te admiro, yo no me hubiera callada. la hubiera levantado y sentado en su lugar a la Sra anciana.
Un beso, aquí estamos con frrrrriiiiiiooooooo...
Ay Myr! protesté en voz alta pero... la gente mira para otro lado y te quedás sola, expuesta a una agresión verbal
El mundo no cambia de la noche a la mañana. Si es que mejora alguna vez.
Que el dolor nunca se olvide..
Publicar un comentario