Hoy es unos de esos días en que me invade la melancolía.
Urgo en mi memoria y hallo los lugares que visité en Córdoba.
Recuerdo que frente a este arroyito pensaba en vos, en nosotros...
y me venían a la mente las mismas frases que ahora repito, cuyos autores desconozco, pero que vibran en mi corazón como el sonido de los cuencos tibetanos:
Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado.
No tienes que prometerme la luna.... Me basta con que te sientes conmigo debajo de ella.
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