lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti

Siempre amé la poesía de Benedetti, en este momento -a manera de homenaje- quiero recordar una en particular:

AMOR DE TARDE

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.


Como reflexión transcribo las palabras de otro grande, Galeano, expresadas ante Prensa Latina:

"¿Qué puedo decir?", dijo el autor de "Las venas abiertas de América Latina", la voz entrecortada, cuando se le interrogó sobre la impresión que le había causado el deceso de aquel grande de la literatura uruguaya e hispanoamericana.
Parece una contradicción que no pueda usted, un maestro del lenguaje, encontrar las palabras para expresarlo (el dolor por la muerte de Benedetti) -insistieron los periodistas.
No -respondió Galeano-, porque yo no solo soy enemigo de la inflación monetaria, sino también de la inflación "palabraria". Y me parece que el dolor se dice callando."

1 comentario:

Edu dijo...

Los poetas no mueren se hacen versos y se entierran en sus poemas para siempre.
Un Saludo.