domingo, 22 de abril de 2012

Otra historia de amor

Pronto cumple 101 años y es una mujer sabia. Mi abuela, que nació un 25 de mayo de 1911, es una persona especial no sólo por lo longeva sino por la manera que siempre tuvo de ver la vida.
Cuando tenía 15 años conoció a quién fuera mi abuelo, se enamoró perdidamente de él y -como no le permitían verse- se escaparon, para que, presionados por  la moral de la época, sus padres permitieran el casamiento.
 A partir de ese momento, su vida estuvo centrada en la familia, cinco hijos más dos sobrinos a su cuidado
Mi abuelo trabajaba en los campos levantando las cosechas. Como es natural, se producían muchos momentos, a veces largos períodos, en los que sobraba mano de obra, por lo tanto ella ayudaba a sostener a la familia lavando ropa  en un piletón.
Bombeaba el agua, lavaba a mano, secaba al sol, almidonaba la ropa que planchaba con una plancha a carbón, cuidando que una chispita no fuera a quemarla o ensuciarla, después la colocaba con mucho esmero en una canasta de mimbre para que no "se quiebre" el almidón. Todo esto lo hacía cantando, o jugando, como recuerda mi madre, a quién solía ganar trepando a los árboles.
Podría decirse que fue una vida dura, sin embargo ella no lo recuerda así. Sus relatos del pasado están plagados de anécdotas graciosas, de palabras emocionadas, de gratos recuerdos.
Quedó viuda muy jóven, a los 55 años, sin embargo jamás volvió a formar pareja. Su corazón siempre perteneció a ese hombre que conoció cuando casi era una niña y que aún, al recordarlo, hace que sus mejillas se ruboricen. Cómo quisiera vivir un amor así... capáz de soportar todas las adversidades, firme y valiente, que no reclama nada y ofrece todo, con la convicción y la tozudéz del primer día















Rompe la reglas... perdona rápido...
besa lento... ama de verdad,
ríe sin control,
nunca dejes de sonreír por más extraño que sea el motivo.
Puede que la vida no sea la fiesta que esperabas,
pero en tanto estemos aquí, no dejes de bailar...

(este texto lo copié del souvenir de su cumpleaños, desconozco el autor)

4 comentarios:

Mariela dijo...

Qué hermosa historia... Una vez más me quedo extasiada leyendo y viviendo estas historias tan hermosas de tu familia... Gracias por compartirla con nosotros!
Mariela.

Alicia dijo...

Hola Mariela! gracias por tus palabras. Me gustan las historias de nuestros ancestros, han luchado tanto! de sus esfuerzos venimos. Particularmente, adoro a mi abuela, como te habrás dado cuenta...
Te dejo mi abrazo, con el cariño de siempre

Myriam dijo...

¡Qué belleza de abuela, Al! ¡Qué gran ejemplo de mujer, de fuerza, de optimismo, de amor!

Me emocionó hasta las lágrimas.

Un abrazo muy fuerte para ella y besos a tí

tecla dijo...

Es una historia preciosa y entrañable. La vida puede ser muy dura, pero las alegrías y las tristezas habitan dentro de nosotros y solo es cuestión de dejarse llevar.
En el fondo, lavar la ropa en el río o en las aguas cristalinas de una fuente no es peor que lo que hagamos mientras la ropa se lava en la lavadora o se seca en una secadora en vez de hacer que las sábanas disfruten al sol.
Estás llena de luz, Alicia.
Esa fue la herencia que te dejó tu abuela. Por eso no me extraña que te guste la poesía.
Te abrazo con todo mi cariño, amiga.